Cada vez llegan a mi consulta más casos de autolesiones de personas adultas: cortes, golpes de la cabeza contra la pared, bulimia, morderse, arañarse, conductas límite, etc.
Mis clientes se sorprenden cuando les digo: “No estás loco, menos mal que lo haces”.
Es un recurso valioso del organismo que fue útil para su sobrevivir, aunque ahora se haya convertido en algo dañino y sea el momento de aprender otros recursos. Es hora de reciclarse y actualizar el sistema.

¿Cuándo empieza?

Todos mis clientes me dicen la misma frase, “siempre lo he hecho”, “siempre me recuerdo haciéndolo”, “no recuerdo cuando empecé”, “no lo puedo evitar”. Esto es debido a que son respuestas de supervivencia automáticas primarias y al periodo en que el cerebro registro ese mecanismo como útil. Estamos hablando de los primeros años de vida, aunque en algunos casos de la cara o se agudice en la adolescencia. En estos primeros años de vida, en los que la apertura emocional es máxima (límbico y cerebro reptil) y no pasa por filtro de la lógica (neocortex) lo importante es sobrevivir y superar cualquier evento estresante o traumático.

La sensibilidad de nuestro sistema nervioso y emocional, al estrés y al trauma se construye en los primeros años de vida, afectando a nuestra organización cerebral. La forma en que aprendimos a resolver o afrontar el estrés, queda fijada en nuestros patrones de comportamiento adulto.

El estrés que vive un bebe y un niño en sus primeros años de vida, es lo que moldea sus respuestas de supervivencia y su desarrollo emocional adulto. Nuestras fallas de seguridad inconscientes, se producen en esa relación de dependencia temprana, absoluta y necesaria de la crianza.

¿Cómo se aprendió?

Puede ser de muchas maneras, por experiencia primaria propia, dándose un golpe por casualidad al darse la vuelta en la cuna, porque se cayó al suelo, por una bofetada o de forma vicaria es decir por observación. No está muy claro.

 

¿Por qué es útil?

A veces nuestro sistema cuando automáticamente detecta que está ante una amenaza (real o no real esto no es importante), reacciona desactivando las funciones secundarias para dedicar toda su energía a la supervivencia. Baja las constantes vitales (disminuye la respiración, el ritmo cardíaco etc, y eleva las dosis de la química que utiliza el cuerpo para no sentir dolor) entra en un estado de mínimo consumo de energía y mínima sensación. Esto es adaptativo para un reptil o para un corto espacio de tiempo, pero para el organismo de un ser humano (mamífero) este estado que lo salva también le puede matar y para un cerebro mamífero salir de este estado no es tan fácil como para un cerebro reptil que es mucho más pequeño y simple. Y el propio organismo tiene sus recursos para descongelarse, a veces da convulsiones, otras veces se golpea, y es que niestro organismo está programado para sobrevivir.

terapia para autolesiones

Ejemplos cotidianos y de la naturaleza

¿Cómo nos reciben al llegar a este mundo?: con un buen cachete en el culo hasta que el bebé rompe a llorar y abre sus pulmones.
Las inyecciones de epinefrina, los desfibriladores, los golpes en el pecho, la maniobra de Heimlich en los atragantamientos, etc.
Autolesionarse es como una desesperada bocanada de aire antes de morir asfixiado o colapsado. Volver a la vida es violento.

¿Cómo dejar de autolesionarse?

Estos modelos de comportamiento, las AUTOLESIONES no son una abstracción lógica. Son un esquema de acción práctica con contenidos diversos (motrices, emocionales, cognitivos) que quedan impresos en la organización y el funcionamiento del cerebro, y que el sujeto no puede variar a voluntad de un día para otro, ya que, una vez internalizados, se activan de modo inconsciente.
Con el trabajo de regulación emocional y autoconocimiento a través de las sensaciones y la construcción de una relación terapéutica, existe la posibilidad de apertura límbica y registrar otros esquemas distintos a las autolesiones.
Como es un mecanismo de supervivencia no puede desaparecer hasta que desde la memoria psicosomática (Sistema Nervioso Autónomo y respuesta Polivagal) se le recuerda a nuestro organismo que sabe hacerlo de otra forma y se reaprenden otros recursos que parten de la regulación emocional en contacto con el sistema del terapeuta que actúa de continente y referencia psicosomática.

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